sábado, 3 de enero de 2009

Días de silencio

Hace exactamente una semana me tropecé y el estar de espaldas y en una cuesta empinada hizo inevitable que no saliera ileso, felizmente solo fue la mano derecha la que sufrió unos rasguños y unas cuantas torcidas en los dedos, mi filosofía de no ir a un doctor (pensando que era solo un golpe) se fue distorcionando al ver que después de unos días la herida no sanaba y que el hinchazón de mis dedos solo había bajado un poco, bueno pero eso no es nada que un doctor el lunes no pueda solucionar...
Esta situación hizo que estuviera más tiempo en casa, entonces a excepción de año nuevo, no salí de mi cuarto (creo que exageré con el tiempo de reposo), sólo me quedé leyendo, componiendo, escribiendo mails, weviando en internet, durmiendo (un montón, tal vez como nunca en mucho tiempo) y pensando.
Y ya llevo 3 días sin hablar ni con mi sombra, y la verdad no se siente mal, bueno tampoco bien, sino se siente, digamos: manejable, pues he visto lo rápido que se ha pasado estos 12 meses, las cosas que he hecho y he dejado de hacer; he recordado con alegría y tristeza momentos de los últimos años. Fueron días en que el presente estuvo reemplazado por recuerdos y proyectos; días en los que hablaba y me reía solo sin estar loco; días en los que, desde mi ventana, vi como la nieve cubría la calle de blanco; y días en que descubrí que no es tan aburrido dejar de hablar más que con 4 paredes, y que de alguna manera encontrar que el silencio te puede decir muchas cosas.
Bueno mañana es domingo último día de mis cortas vacaciones, el lunes empieza otro semestre en Bergen y veremos que viene con él además de más cursos y nuevas enseñanzas.
Un fuerte saludo a los que están lejos, a algunos los veré pronto a otros no tan pronto... en estos días también he pensado mucho en ustedes, aunque para ser honesto, he pensado más en algunos que en otros, pero el saludo va igual para todos!!!

2 comentarios:

Giancarlo dijo...

En "Dormir al sol", Adolfo Bioy Casares crea un personaje al que sumergen en una cura de sueño atroz. Otros las toman voluntariamente. A ti te tocó la cura de silencio. A veces, retraerse en la madriguera (voluntaria o involuntariamente) sirve para pensar en más cosas que las que sueles. Meditar... ya sabes. Mientras hayas estado tranquilo y en paz, vale. Un mejor año que el anterior, tío.

Miguel dijo...

En verdad no fue una cura porque no estoy enfermo, sólo fue el producto de las circunstancias.
Gracias por los buenos deseos!